sábado, 13 de diciembre de 2008

2. Greenwich. Donde empieza todo

(Marzo de 2008)


Es uno de los pueblos más encantadores de las afueras de Londres. Cada vez que voy a la capital británica (y ya son unas cuantas) no puedo evitar darme un salto. No es que haya gran cosa pero me encantan sus calles y el ambiente que se respira.

Sales de la estación de metro de Cutty Sark y casi enfrente te encuentras con un Starbucks. Las veces que he ido ha hecho tanto frío que acabo entrando. Tomo un delicioso "hot chocolate" para entrar en calor y sigo.



Primera parada: el Cutty Sark, un enorme barco que muchos conocerán por la famosa bebida alcohólica. Se trataba de una velero construido en 1869 que viajaba a las Indias en busca de té. Y digo trataba porque en mayo de 2007 un desaprensivo lo incendió. No quedó nada. Ahora mismo se reconstruye pero claro, nunca será el original. Una pena. De este modo Greenwich se ha quedado sin uno de sus símbolos. En 2009 está prevista su reinauguración.

Al lado del barco, bordeando el Támesis, está la Universidad con unos enormes jardines. Si los cruzas llegas al interminable Parque de Greenwich. ¡Mira que son grandes los parques en Londres! Caminas, caminas y caminas y parece que nunca alcanzas la meta. Personalmente no me importa caminar. Disfruto viendo a la gente pasear, al niño jugar, al deportista correr, al pedro ladrar... pero lo que más me gusta son las ardillas. De vez en cuando sale alguna para pedirte comida... ¡Me encantan esos bichos!






En lo alto de una pequeña montaña, en el mismo parque, se encuentra el Museo del Meridiano 0, un observatorio astronómico muy modesto que recibe la visita de cientos de turistas con un único objetivo: sacarse una foto en la línea dondee empieza todo, imaginaria en la teoría pero física en la práctica porque allí la puedes encontrar dibujada en el suelo. Un reclamo turístico que funciona.












De regreso tienen que perderse por las calles de este encantador pueblo y visitar su mercado lleno de flores, comida y artículos de segunda mano antes de tomar el metro y regresar al bullicio de la gran ciudad.








1 comentario:

betogut dijo...

He visitado ese pueblo en dos ocasiones, recordar que hay una tienda de vinilos, asi que para los coleccionistas echenle un vistaso.
Hace muchísimo frio en invierno, hasta las orejas se te congelan, hay que ir preparado en esa epoca, aparte del viento que sopla.