viernes, 12 de diciembre de 2008

1. Isla de Lobos. Para perderse

(Abril de 2007)

No sé el motivo pero las islas desiertas (o casi desiertas) me fascinan.

En Canarias tenemos la suerte de poder disfrutar de unas cuantas pero hoy me voy a centrar sólo en una, la Isla de Lobos.

En realidad es un islote. Se encuentra entre las islas (éstas sí) de Lanzarote y Fuerteventura. Políticamente pertenece a esta última, más concretamente al municipio de La Oliva.


Se preguntarán por qué se llama así. Pues es muy sencillo. En el pasado vivían en esta zona cientos de lobos marinos pero los pescadores los eliminaron porque les quitaban el pescado. Cada uno de estos animales necesita entre 30 y 40 kilos de pescado al día para vivir y claro, era una dura competencia, lo más fácil era cargárselos. Qué vergüenza. El caso es que un proyecto prevé reintroducir la especie, algo a lo que los pescadores lógicamente se oponen pero yo espero que la iniciativa salga adelante. Lo que el hombre destruye tiene que repararlo.

Llegas a la isla en un barquito que sale de Corralejo. La travesía es corta y suele ser tranquila. Lobos tiene un puertito en el que atraca el barco. Una vez allí la gente se dispersa y llega la paz y el silencio.

En el islote no existe el asfalto y vas por caminos de tierra perfectamente señalizados. A la izquierda, la Playa de la Concha, pero yo siempre dejo esta visita para el final. Me gusta que sea la recompensa al esfuerzo de recorrer toda la isla, así que tiro para la derecha.

La primera imagen no es muy positiva. Han dejado construir casetas a diestro y siniestro dando una imagen de poblado chabolista. Menos mal que la parte que acapara es mínima. Entre "chabola" y "chabola" hay un restaurante, el único, donde se come sobre todo paella. Las colas para comer son impresionantes así que les recomiendo coger número desde que lleguen.


Cuando te adentras en la isla el silencio te persigue. De vez en cuando un ave se cruza en tu camino para saludarte pero en general sólo se escucha el sonido del mar y del viento. El paisaje es muy característico, montañas de origen volcánico que con el paso del tiempo han quedado reducidas a pequeños montículos.

Hace mucho, mucho tiempo, Lanzarote y Fuerteventura estuvieron unidas. Son las dos islas más viejas del archipiélago canario. Tienen nada menos que 21 millones de años. Por eso son tan planas, sin apenas relieve. Y es que 21 millones de años de erosión es mucha erosión.
Cuando divisas el Faro de Martiño sabes que has llegado al final de la isla. Por el camino, alguna que otra playa de piedras sin apenas arena.

La isla se recorre rápido, si no subes la única gran montaña que hay, claro. Se llama La Caldera y tiene 127 metros de altura. En poco más de dos horas das la vuelta al islote y llegas al premio, la maravillosa Playa de la Concha, donde puedes relajarte, tomar el sol y darte un agradable baño hasta que se acerque la hora de tomar el barco de regreso a la realidad.

1 comentario:

betogut dijo...

la verdad que para paseo de unas horas esta bien, pero para vivir: NUNCA.
Me la he caminado entera y he ido sólo una vez